El desarrollo de los dispositivos móviles, junto con la mejora en las telecomunicaciones y la expansión de redes como el 5G, han permitido que este sistema de comunicación de campo cercano gane popularidad.
Gracias al NFC se puede realizar intercambio de información entre diferentes dispositivos, debido a tres características fundamentales: es inalámbrica, de corto alcance y de alta frecuencia. En estos elementos podemos observar las primeras ventajas y desventajas de este sistema.
Al ser un método inalámbrico no es necesario que los dos equipos que interactúan en la acción estén conectados entre sí, basta que activen su propia configuración -la mayoría de dispositivos con esta tecnología poseen un acceso directo tan sencillo como hacer un clic en el panel de control general-.
Por otro lado, la frecuencia es un parámetro que establece la capacidad de cambio de una señal en un segundo, mientras mayor sea la frecuencia, mayor capacidad de transmisión y mayor consumo de energía para su alimentación. En el caso del NFC se suele usar 13,56MHz y puede transferir datos a una velocidad aproximada de 420 kbit/s.
Entre sus puntos débiles tenemos que hablar de su radio de acción, ya que como bien indica su nombre ‘comunicación de campo cercano’, para que los dispositivos se comuniquen deben estar a una distancia muy corta que no supere los 10 centímetros, limitando, por el momento, los usos efectivos.
Una tecnología veterana
La tecnología NFC fue aprobada como estándar ISO/IEC en 2003. Esta normativa está concedida por la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) y la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC, por sus siglas en inglés), que juntas forman el sistema especializado para la normalización mundial de productos y servicios. Con esta aprobación, comenzó el desarrollo para implementarlo y, en 2008, surgieron los primeros periféricos.
Por ejemplo, en el año 2011 Telefónica puso en marcha una iniciativa interna en la que empezaron a utilizar el NFC en equipos que se entregaron a sus empleados en el Distrito C, dentro de la ciudad empresarial de la compañía en Madrid, para que pudieran usarlo en sus tareas como pagar las comidas o entrar en el recinto a través de los tornos. Tres años más tarde, Telefónica inició un proceso en varias ciudades españolas para convertirlas en ‘Smart Cities’, donde la tecnología NFC fue un pilar en sectores como el transporte.
Entre los fabricantes de telefonía, Nokia se adelantó a sus competidores para ser una de las primeras marcas en realizar pruebas con este tipo de conectividad, en una serie limitada de sus modelos 3220 y 5140. El resto de empresas también siguieron este camino, aunque no ha sido hasta finales de la pasada década cuando se produjo una aplicación masiva.
Usos reales para el NFC
El primer dispositivo en considerarse como ‘smartphone’ en la historia fue el IBM Simon, fabricado en 1992 y distribuido solo por los Estados Unidos, entre mediados de 1994 y principios de 1995 con un precio de 899 dólares. En este teléfono se combinaban funciones de asistente digital personal (PDA) con cámara de fotos y navegador GPS.
El desarrollo de sus conexiones y redes hizo que a partir de los años 2000 viviera una revolución; aunque fue a lo largo de la década de 2010, cuando los ‘smartphones’ o teléfonos inteligentes experimentaron un auge que le llevó a un volumen de compra de 472 millones de euros, el 31% de todos los teléfonos vendidos en el mundo durante ese año, y un 58% de incremento respecto al año anterior.
¿Y en qué influye esto para la tecnología NFC? La popularidad de los teléfonos inteligentes hizo que los usuarios demanden cada vez más aplicaciones, más usos y mejores herramientas para lo cual el desarrollo tecnológico ha sido el gran aliado. Hoy en día es habitual hacer pagos con el ‘smartphone’ como si fuera nuestra tarjeta, comprar billetes en el transporte público o, como explicamos al principio, sincronizar automáticamente un dispositivo con otro. A continuación, detallamos algunos de los usos más extendidos:
Intercambio de datos. Aunque no es uno de los principales usos de esta tecnología, es una de las herramientas “ocultas” de Google, transmitir datos por NFC; una función similar al extendido ‘Bluetooth’. Si los dos terminales tienen activado el uso de NFC basta con acercarlos lo máximo posible para pasar una fotografía, un documento o un contacto de un teléfono a otro.
Información. Mediante etiquetas RFID (identificación por radiofrecuencia) podemos mostrar información de un evento, la dirección de cualquier lugar o cualquier dato que necesitemos.
Identificación. Esta tecnología puede servir como método de acceso a lugares que requieren identificación previa, por ejemplo, oficinas de trabajo, recintos o abono de transporte.
Pagos. Relacionado con la identificación del abono transporte, uno de los usos cada vez más comunes es realizar pagos mediante NFC. Para ello, la aplicación móvil de la compañía bancaria deberá disponer de esta función, permitir vincular el dispositivo con la tarjeta de crédito o débito y ya estaríamos listos para usar nuestro teléfono como método de pago.
Automatización. De nuevo aparece la relación entre RFID y el NFC. Algunas de estas etiquetas se pueden configurar para activar acciones de forma automática. Así pues, se pueden realizar acciones cotidianas digitales como activar la red WiFi de tu casa si, por ejemplo, tienes una etiqueta en la entrada de casa; o controlar otros dispositivos en remoto.
Sincronización. Este uso es similar al intercambio de información entre dispositivos, ya que permite sincronizar diferentes dispositivos como altavoces, auriculares inalámbricos, impresoras o incluso abrir nuestro coche acercando el teléfono a ellos. Este uso también rivaliza con la sincronización mediante ‘Bluetooth’, sin embargo, en función de nuestras habilidades digitales el proceso de emparejamiento puede ser complejo en dicho sistema.
Moda. La digitalización alcanza a cualquier sector, además de forma transversal. Para aquellos que les guste el deporte, disponen de dispositivos con tecnología NFC que calculan las calorías quemadas durante el ejercicio, las pulsaciones y otro tipo de estadísticas que, en tiempo real, pueden recibir en su ‘smartphone’. También están en desarrollo tejidos capaces de detectar el calor y la humedad del cuerpo humano, que, conectados a una aplicación en el teléfono, pueden activarse para regular estos parámetros. Por último, algunas empresas tecnológicas disponen de prototipos de los llamados “trajes inteligentes” que permiten al portador realizar acciones como desbloquear el teléfono, configurar dispositivos en remoto o intercambiar tarjetas de visita digitales.
¿Una tecnología con futuro?
Quizás esta misma pregunta se planteó a principios de siglo cuando la tecnología NFC comenzó su desarrollo y, casi dos décadas después, es un buen momento para volver a analizar la cuestión. En base a sus usos, podemos confirmar que es una tecnología consolidada en algunos sectores de la sociedad. Un estudio de ABI Research, patrocinado por el NFC Forum, reveló que el 85% de los consumidores encuestados utilizaron un monedero de pago móvil, mientras que el uso de tarjetas de pago sin contacto ha aumentado un 30% en los últimos años.
El Centro Criptológico Nacional, advirtió que este tipo de tecnologías que transmiten por ondas pueden estar expuestos a problemas de seguridad como escucha secreta, alteración de la información o ataques de retransmisión.
El aumento de frecuencia de esta tecnología, con mayor capacidad sin contacto, junto con las preocupaciones sanitarias provocadas por la pandemia de la COVID-19 y el crecimiento en el uso de ‘wearables’, ‘smartwatches’ y teléfonos móviles hacen que, siempre con datos de la encuesta realizada en nueve países, el 95% de los participantes haya empleado esta tecnología en algún momento de los últimos dos años.
Por ejemplo, casi todos los surcoreanos encuestados afirmaron utilizar la tecnología NFC a diario. De esta forma, la tecnología NFC mantendrá su desarrollo en la sociedad, siguiendo el mismo camino con otros sistemas y tratando de resolver sus problemas para ganar aplicaciones en la vida cotidiana de los usuarios.
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